Pepe y Rubén, más que un abrazo
El fútbol a veces hace honor a algunos fanáticos que afirman que no se puede comparar con nada. Da cabida a momentos únicos que emocionan si suceden en tu equipo, aquel con el que te sientes identificado. La llegada de Pepe Mel al banquillo verdiblanco suponía el regreso de uno de los portadores de emociones futbolisticas mas importantes de la historia reciente del club. Su regreso preveía emociones fuertes y momentos para el recuerdo y hoy, en un partido que acabó siendo perfecto, se produjo una de ellas.
Desde el primer momento en el que regresó al Betis el madrileño dejó claro el rol que iba a adquirir dos viejos conocidos para él, ambos de su primera etapa. Rubén Castro y Jorge Molina iban a ser pilares en el once, y para ello el trabajo de recuperación con el segundo debía ser largo y constante. Lo que no pensó es que la recuperación del de Alcoy sería mas rápida de lo previsto, y que el canario pasaría a ser el que mas mimos debía tener. Pepe y Rubén tienen una química especial, desde hace mucho actúan como padre e hijo futbolisticos respectivamente, y por eso las cosas acaban saliendo, aunque haya baches y cueste. Contar con una figura que te proteja, que sepa como llevarte por el buen camino y que al mismo tiempo te exprima para hacerte sacar lo máximo es difícil de encontrar, pero cuando la hay es beneficiosa para el jugador de turno.
Con el de hoy el Betis ha visto dos abrazos importantes con el canario como protagonista. El primero en Málaga, con Patricia Ramirez.
Jorge Molina ha vuelto con él como director de orquesta gracias a una simple formula basada en confianza, paciencia y minutos, con Rubén y el momento que le está tocando vivir hacía falta algo mas. No sabemos si el partido de hoy supone el regreso definitivo del canario, a pesar de anotar un hat trick, pero lo que está claro es que es un buen comienzo. Por eso, en el primer gol del ’24’, el momento llegó, y se produjo uno de los abrazos que mas se recordarán en mucho tiempo si esta temporada se salda con el ansiado ascenso. Llegaba el dichoso gol, y con él la emoción y el merecido reconocimiento a la punta del iceberg de una masa que ha estado con él en estos momentos tan convulsos. No podía dejar pasar la oportunidad, era su gol numero 100, volvía a saborear esas mieles que tantas veces ha probado, y tenía que agradecérselo a uno de sus pilares, si no el mayor.
Como ya hiciese en Málaga con Patricia Ramirez, Rubén ha protagonizado uno de los momentos que demuestran que ni el fútbol, mas concretamente el Betis, es inexplicable e incomparable. Un episodio que supuso el broche de oro a una mañana perfecta, la de los casi 40.000 Béticos congregados en su templo viendo a su equipo. El Betis es un abrazo entre Pepe Mel y Rubén Castro, no suena mal..
Este artículo fue escrito por Adrián Bedia en Beticismo.net. Accede al enlace al contenido original y a muchos artículos más sobre el Real Betis Balompié.